La cavitación y radiofrecuencia son dos tratamientos estéticos que se complementan entre ellos. Se utilizan para reducir la grasa localizada y mantener la piel firme, mejorando nuestra silueta. A continuación, resolvemos todas tus dudas sobre estos dos tratamientos. Además, si quieres especializarte en este ámbito de la medicina, echa un vistazo al Máster en Medicina Estética + Máster en Tratamientos Faciales y amplía tus conocimientos.
¿Cuál es la diferencia entre cavitación y radiofrecuencia?
En primer lugar, la cavitación sirve para deshacer aquellos módulos de grasa localizados en algunas zonas de nuestro cuerpo, como en brazos, piernas, barriga y glúteos. La gran ventaja de este tratamiento es que es indoloro y no es necesario pasar por quirófano. ¿Por qué? Pues porque se utilizan ultrasonidos de baja frecuencia sobre las zonas con grasa localizada. Cuando estos penetran a través de la piel, se generan unas microburbujas en el interior de las células adiposas. Al implosionar, el tejido graso se rompe y se convierte en líquido, que se eliminará a través de la orina y el sistema linfático.
Este tratamiento estético ha ganado popularidad en los últimos años, ya que es una forma de eliminar aquella grasa más difícil sin tener que someterse a una cirugía. Además, se moldea el cuerpo, eliminando el grosor de grasa y reduciendo contornos.
Ahora bien, después de someterse a la cavitación, hay pacientes que sienten que su piel ha perdido elasticidad y que aparecen pequeñas arrugas o pliegues en la zona tratada. Para estos casos se complementa la cavitación con la radiofrecuencia. Este segundo tratamiento se emplea para reafirmar la piel y reducir el volumen corporal. Es no invasivo y el paciente solo siente un ligero calor. Este penetra en la dermis y epidermis a través de ondas electromagnéticas que mueven las moléculas de agua del tejido graso de forma rotacional. La temperatura varía dependiendo de la cantidad de agua que tenga el tejido tratado, por este motivo es muy importante beber mucha agua las semanas previas a la radiofrecuencia.
La radiofrecuencia aumenta la circulación sanguínea del tejido graso, mejorando su metabolismo. Asimismo, elimina líquidos y toxinas del tejido adiposo y estimula la formación de colágeno y elastina, aportando elasticidad y firmeza a la piel. Así pues, el resultado final es una pile más firme.
Qué debemos tener en cuenta en ambos tratamientos
Antes de someternos a ambos tratamientos, hay una serie de factores que debemos tener en cuenta. Estos son:
- Hacer una dieta variada y ejercicio físico.
- Beber entre 1.5 y 2 litros mínimo de agua durante el tratamiento.
- Se realizan de 4 a 12 sesiones, siempre dependiendo del tipo de paciente y área a tratar.
- Los efectos son duraderos.
- No se recomienda aplicar en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. Tampoco en personas con prótesis metálicas, marcapasos o con alteraciones en los resultados analíticos relacionados con los lípidos, triglicéridos o colesterol.
No dudes en visitar un médico especializados y dar respuesta a todas tus preguntas. Él o ella se encargarán de asesorarte según tu caso o condición.