Después de una intervención quirúrgica, cabe la posibilidad de que se produzca una acumulación de líquidos en la zona de la incisión. En este caso, saber qué tipos de drenajes quirúrgicos hay que utilizar reducirá el riesgo de infección y las complicaciones posoperatorias en el paciente. Es por ello por lo que, como profesional del ámbito sanitario, en este post te facilitamos una clasificación sobre los tipos de drenajes en cirugías, para que sepas identificarlos y cuál se requiere según la situación. ¡Vamos allá!
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Índice de contenidos
¿Qué son los drenajes quirúrgicos y para qué sirven?
Los drenajes quirúrgicos son unos dispositivos que se utilizan para facilitar la evacuación de aquellos líquidos, gases, secreciones o derrames que pueden aparecer en la incisión después de la operación quirúrgica. Estos dispositivos se colocan en la herida y se conectan a un sistema de vacío para drenar el exceso de fluido y facilitar la curación.
Los drenajes en operaciones quirúrgicas son un gran avance, ya que la prevención de la acumulación de líquidos y tejidos en la zona dañada reduce considerablemente las complicaciones derivadas de una intervención quirúrgica, así como el tiempo de recuperación, el dolor y las incomodidades propias de un posoperatorio.
Cómo se clasifican los drenajes quirúrgicos
Los drenajes quirúrgicos se pueden clasificar según varias características, pero en general se distinguen en dos tipos principales: drenajes abiertos y drenajes cerrados. Veamos en qué consiste cada uno:
Drenajes abiertos
Este tipo de drenajes permiten la eliminación de líquidos mediante una abertura en la piel. No están conectados a ningún sistema, sino que drenan el fluido directamente sobre una gasa o una bolsa. En ocasiones, este procedimiento puede ser incómodo por el/la paciente, ya que la tasa de drenaje suele ser más lenta.
Drenajes cerrados
A diferencia de los anteriores, los drenajes cerrados se colocan dentro del cuerpo, conectándose a un sistema de vacío y que, a través del tubo de drenaje, se succionan los líquidos y los tejidos. Estos son más eficientes que los abiertos y tienen una tasa de drenaje más rápida. Generalmente, los drenajes cerrados se utilizan después de cirugías como la mastectomía, la cirugía abdominal y la torácica.
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Tipos de drenajes quirúrgicos
En la actualidad, junto con los avances médicos, existen muchos tipos de drenajes quirúrgicos, cada uno con sus características para adecuarlo a unas intervenciones u otras. Los más habituales son:
Drenajes quirúrgicos de gasa
Este drenaje abierto consiste en aplicar una gasa en la herida quirúrgica y dejarla expuesta para que los fluidos drenen a través de ella. Este vendaje debe cambiarse regularmente para mantenerlo limpio y evitar infecciones.
Drenaje de Penrose
El drenaje de Penrose está formado por un tubo de caucho blando y delgado que se coloca dentro de la herida quirúrgica y se extiendo hacia el exterior del cuerpo. Igual que el anterior, este también actúa por capilaridad.
Drenaje de Redón
Este drenaje incluye un tubo de plástico o látex que funciona igual que el anterior, es decir, se coloca dentro del cuerpo dejando otro extremo en el exterior. El tubo en cuestión tiene múltiples orificios a lo largo de su longitud que permiten que los líquidos y el pus fluyan hacia el exterior.
Drenajes de Jackson Pratt y Blake
Aunque ambos tipos de drenaje funcionan de manera similar, hay algunas diferencias en su diseño y uso. El drenaje de Jackson Pratt es un tubo de silicona conectado a un recipiente colector vacío. De esta manera, todos los fluidos que se acumulan en la herida, pasan por el tubo y se recolectan en el recipiente. Este tiene capacidad limitada y debe vaciarse periódicamente.
En cambio, el tubo de drenaje de Blake es más largo y tiene una almohadilla de drenaje que se coloca dentro de la herida quirúrgica para recolectar los fluidos.
Drenaje de Kehr
Este drenaje suele aplicarse en cirugías abdominales y se utiliza para drenar el área de la vesícula biliar y el hígado. El drenaje de Kehr se lleva a cabo bajo anestesia general y se realiza una incisión en la región abdominal superior derecha. A través de esta incisión se inserta un tubo de drenaje en la vesícula biliar, dejando el extremo del tubo fuera del cuerpo.
Drenaje de Saratoga
Se trata del drenaje más empleado en las heridas infectadas, además de utilizarse cuando hay que drenar cantidades grandes de fluidos. Está formado por un tubo de silicona multiperforado y conectado a un sistema de aspiración, por lo que todos los fluidos se van a una bolsa de recolección. Este recipiente permite medir el volumen de líquido drenado y el monitoreo de la evolución del/a paciente.