La confidencialidad entre cliente y profesional es uno de los axiomas básicos en todo tipo de relación de prestación de servicios. Eso sí, es bueno recordar que este principio está regulado por un código deontológico y no es ilimitado. Si te interesa el sector jurídico, no dudes en apostar por unos estudios para ser recepcionista.
Sigue leyendo porque te explicamos cuáles son los principales aspectos de este concepto en el ámbito jurídico y las diferencias con otros.
Índice de contenidos
Todo lo que debes saber sobre la confidencialidad
Cuando un abogado trabaja con sus clientes, se toma como referencia el secreto profesional. La mayoría de los clientes asumen que esta situación es natural, pero no conocen sus límites. Este desconocimiento puede generar falta de confianza en el cliente cuando consulta a su letrado.
Las relaciones confidenciales son la norma en las empresas, pero en el derecho hay una serie de límites. Entender cómo funciona este principio es fundamental para saber a qué atenerte. Eso conjuga el sigilo profesional con el cumplimiento de obligaciones sociales.
Qué es
La confidencialidad es la guarda de secreto que están obligados a mantener los abogados con sus clientes. Un abogado no puede, en principio, desvelar datos personales que le facilite su cliente porque está obligado a defender sus intereses. Esto se refiere a aquella información privada indispensable para mantener una relación profesional.
La información que se desvela es importante sea cual sea el soporte. Esto se refiere a las conversaciones privadas, cartas y comunicaciones telemáticas. Como principio general, la información sensible es secreta y conviene tenerlo en cuenta.
Principios
La relación confidencial entre abogado y cliente está regulada por un código deontológico. Estas normas se han ido actualizando con frecuencia y, no es un secreto, ha habido incorporaciones del derecho anglosajón. Los siguientes principios están incluidos y asumidos por el Consejo General de la Abogacía de España:
El primer principio del secreto profesional es que existe para ofrecer un mejor servicio al cliente. Lo importante es que la información se administre de manera que se defiendan los intereses del cliente. Esta condición permite establecer una relación de confianza, fundamental para tener éxito.
Otro aspecto que destacar es que se necesita la autorización del cliente para cualquier acción de gestión de documentos, revelación o comunicación con la otra parte. La utilización de datos sin autorización supone una violación del secreto profesional. Es lógico que, como en toda relación profesional-cliente, sea este último el que fije las pautas.
El secreto profesional no está limitado en el tiempo. Tienes que saber que el abogado está obligado a mantener la privacidad, aun después de la prestación de servicios. Esto da un margen de confianza al cliente y contribuye a que pueda facilitar la información necesaria.
Límites de confidencialidad entre abogado y cliente
La relación confidencial entre el abogado y el cliente tiene unos límites. No es un derecho absoluto, de manera que hay casos en los que se podría romper. Eso sí, has de saber que estas situaciones son excepcionales y que no se suelen dar.
El primer supuesto es el de daños y perjuicios irreparables. Si un abogado sabe que su cliente va a cometer un delito que dañe a un tercero, puede romper el secreto profesional. Este punto es especialmente importante en casos de homicidio, violencia de género o abusos contra menores.
La segunda opción es que haya un riesgo de que se cometa una manifiesta injusticia. Este punto tiene como problema el hecho de ser un elemento de análisis subjetivo. El abogado que vea bien claro que se va a cometer una injusticia, ha de romper el secreto y comunicárselo a su colegio profesional.
Otro aspecto está relacionado con los abogados de empresas. Esto se suele dar en casos penales contra compañías o fiscales. Cuando esto sucede, es importante señalar que estos no tienen por qué mantener la confidencialidad siempre, si un juzgado los llama a declarar y no son gestores.
Finalmente, hemos de indicar que un abogado podría declarar como testigo en un juicio. Eso sí, el letrado solo podría referirse a la denominada información subyacente del cliente. La idea es que este testimonio sirva para trazar un perfil psicológico.
Diferencia entre confidencialidad y privilegios entre abogado-cliente
Los conceptos confidencialidad y relación de privilegio entre abogado y cliente se han tratado como sinónimos cuando, en realidad, no lo son. Es verdad que la diferencia no es grande, pero hay una matiz que hay que conocer. Podemos indicar las siguientes diferencias:
1. La relación confidencial obliga a que no se desvele ninguna información concerniente al caso que se está tratando. Si un abogado viola este principio, se expone a sanciones disciplinarias que lo podrían llegar a inhabilitar.
Es lógico que el profesional tenga que guardar secreto para que funcione mejor la comunicación; si esta cuestión fallase, sería más difícil el trabajo cotidiano. Esto sucede con los doctores o con los asesores fiscales, por poner dos ejemplos. Este es el principio básico que regula las relaciones profesionales.
2. La relación de privilegio abogado-cliente se refiere a la información concreta que se ha revelado para la representación del segundo. Eso sí, el abogado podría declarar como testigo en un juicio. Lo que se entiende es que el letrado sí puede aportar información subyacente para trazar perfiles.
En la práctica, este supuesto implica también secreto en la información fundamental. Ahora bien, sí que sería posible que un abogado ofreciese información genérica. Esto supone que, indirectamente, el cliente se podría ver perjudicado, pero el abogado tendría que declarar.
Puntos a tener en cuenta en el Contrato de Confidencialidad
Un contrato de confidencialidad se firma cuando se va a tratar un tema o situación que requiere discreción. Con este se trata de evitar que las partes implicadas puedan utilizar la información para sus propios fines. A continuación te explicamos los puntos que debes tener en cuenta a la hora de firmar uno:
- Objeto a tratar. En el contrato debe especificarse los puntos que van a ser considerados información confidencial y los que no.
- Derecho y obligaciones. Establecerse la obligación de guardar en secreto la información facilitada. También es necesario detallar los usos válidos y prohibidos de dicha información.
- Excepciones. Aclarar las situaciones en las que se puede romper la confidencialidad. Por ejemplo, cuando lo ordena un juez.
- Propiedad de la información. Especificar quién es el beneficiario de la información y titular de esta.
- Gestión de la información. Detallar los mecanismos por los cuáles se intercambia la información. También cuáles son las garantías para evitar que la información trascienda fuera de lo especificado en el contrato.
- Cláusulas penales. Definir cuáles serán las consecuencias para ambas partes en caso de incumplir las obligaciones acordadas en el contrato.
Conclusión
Los abogados guardan secreto sobre sus clientes para defender mejor sus intereses. La idea de no desvelar información es fundamental para que un cliente se pueda sincerar. Esto, sin embargo, tiene algunos límites que hay que considerar. La mayoría de los profesionales nunca tienen que romper con la relación confidencial, es algo que no suele ocurrir.
La premisa de la confidencialidad es fundamental para que una relación profesional funcione. Es conveniente, no obstante, que conozcas cuáles son los distintos límites que existen. Esta información te hará más fácil la defensa de tus intereses, porque saber qué puedes esperar de la relación con tu abogado te permitirá establecer tu estrategia con más seguridad.